En medio de una semana compleja para la administración del presidente Javier Milei por el salto del dólar, que alcanzó máximos desde el fin del cepo cambiario, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó sus proyecciones macroeconómicas para Argentina durante 2025.

A través del informe conocido como Staff Report, el organismo afirmó que el escenario base mantiene la previsión de una “desinflación y recuperación graduales”, impulsadas por un ingreso constante de capitales, lo que permitirá financiar déficits menores en cuenta corriente y acumular reservas internacionales a mediano plazo.

Salto del dólar: alivio para exportadores, pero dudas por los costos

El organismo sostiene que el Producto Bruto Interno (PBI) real crecerá un 5,5% en 2025, cifra sin cambios respecto a la estimación anterior. Este crecimiento se explica principalmente por el “fuerte arrastre estadístico de la recuperación en ‘V’ durante el segundo semestre de 2024 y una demanda interna más fuerte de lo anticipado en la primera mitad del año”. No obstante, se anticipa una moderación en el dinamismo económico hacia la segunda mitad del año próximo, influenciada por políticas macroeconómicas restrictivas, un menor crecimiento global y cierta apreciación del tipo de cambio real multilateral.

De cara al mediano plazo, el FMI proyecta que el crecimiento se estabilice, convergiendo hacia un 3% anual, con una menor contribución de las exportaciones netas.

Inflación: ¿continuará la tendencia bajista? 

En materia de precios, el FMI proyecta una disminución paulatina de la inflación. Tras un repunte registrado en marzo de este año, se espera que la inflación anual cierre 2025 en un rango de entre 20% y 25%, ligeramente superior al rango previsto originalmente (18% a 23%). Para el mediano plazo, el organismo estima que, si se mantienen políticas macroeconómicas restrictivas y equilibradas, la inflación podría situarse en valores de un solo dígito hacia fines de 2026.

Política fiscal y superávit primario: metas más ambiciosas

El FMI elevó la meta de superávit primario para 2025 a 1,6% del PBI, por encima del 1,3% establecido inicialmente, en línea con los objetivos oficiales. La consolidación fiscal es considerada clave para fortalecer el ancla macroeconómica, por lo que será “necesario mantener una estricta disciplina del gasto, junto con reformas fiscales en materia de impuestos, coparticipación y jubilaciones”, consignó Infobae.

Además, se proyecta que el superávit continúe en aumento hasta aproximadamente 2,5% del PBI a mediano plazo, acompañando la eliminación de restricciones cambiarias y el acceso renovado a los mercados internacionales de capital.

Deuda pública: sostenible, pero con riesgos

El informe advierte que, aunque el nivel de deuda pública es sostenible en el escenario base, “la probabilidad de sostenibilidad no es alta”. Entre los factores de fragilidad se encuentran la débil posición de reservas internacionales, las elevadas necesidades brutas de financiamiento y el acceso limitado a los mercados internacionales. Sin embargo, el FMI reconoce avances recientes, destacando que “los avances sostenidos en el programa fiscal y el acceso continuo a los mercados han contribuido gradualmente a reducir los riesgos relacionados con la deuda”.

EN WASHINGTON. El ministro Luis Caputo mantuvo un encuentro con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

Sector externo y cuenta corriente

El Fondo prevé un cambio significativo en el perfil externo de Argentina, con un saldo de cuenta corriente que pasará de un superávit del 1% del PBI en 2024 a un déficit del 1,7% en 2025. Esta corrección, más pronunciada que la prevista originalmente (déficit de 0,4%), responde a la recuperación de las importaciones y a la reducción de restricciones cambiarias y comerciales. El déficit externo se compensaría con mayores flujos de capital, gracias al acceso sostenido a los mercados internacionales, las reformas para atraer inversión extranjera directa en proyectos bajo el régimen RIGI y el mayor endeudamiento corporativo.

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En cuanto a la posición de inversión internacional neta, se mantendría positiva, aunque con cambios en su composición. Se espera una reducción del endeudamiento en moneda extranjera del sector público y una disminución en los activos externos netos del sector privado.

Por último, la entidad subrayó que la sostenibilidad del balance de pagos dependerá del cumplimiento del plan de acumulación de reservas, que requiere “políticas estrictas y adecuadamente equilibradas, y la implementación exitosa de la estrategia acordada”.